Cada grupo es único y, cuando empieza un nuevo curso, todos partimos de cero, sin conocernos, sin habernos descubierto.
Por eso, hemos querido dar la oportunidad a nuestros alumnos de compartir experiencias y situaciones lúdicas para conseguir un auténtico clima de empatía y confianza, porque consideramos que es el marco idóneo para que tenga lugar el aprendizaje.
Cada semana, uno de ellos elige qué compartir con el resto de la clase y se convierte en protagonista del día. Así, se sienten valorados por lo que son y no por sus resultados académicos.
Como profes, hemos de decir que es la sesión de la semana en la que se desarrollan más destrezas y se descubren más talentos.